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Cosas que hacer en un largo y cálido verano....

 

Caminando disfrutando del Guadalope

Uno de los puntos de encuentro en Mas de las Matas es La Palanca. Desde aquí arrancamos en nuestra andada para remontar, poco a poco, el Guadalope hasta Abenfigo.De momento nuestros pasos se dirigen para encontrar la primera pasarela de hormigón que cruza el Guadalope. Nos encontramos con una señalización que nos indica tres destinos diferentes: Aguaviva y Las Parras (por la masada del Juaco); y Jaganta y Abenfigo por la derecha siguiendo el trazo del río, aunque no lo vemos... de momento. Un poco más adelante, en un cruce, las marcas amarillas nos señalan el camino hacia Jaganta y Abenfigo, pero por arriba, buscando las canales. Nosotros vamos a buscar el mismo sino por la derecha. El camino es solitario, por allí sólo transitan los propietarios de las fincas y aún andarín o andarina que gusta de pasearse. El camino parece que termine cuando divisamos una caseta que parece un cobertizo. No hay que llegar a él. Justo frente a la entrada de una finca que tiene incrustado en el suelo un mármol, justo ahí nos adentramos, dibujando un camino en diagonal, en la chopera. En el vértice encontramos una bajada y continuamos el camino entre mucha vegetación, típica de un ambiente fluvial. No vemos al río, pero lo intuimos con fuerza con su sonido... entre sosegado y salvaje. Seguimos adelante, poco a poco nos vamos acercando al río...o él a nosotros... lo vemos desde lo alto o a la misma altura. Este tramo de paseo es de una gran belleza. Es una senda estrecha, un poco intrincada, pero magnífica... se aconseja caminar con silencio, ya que así disfrutamos de todo un coro de cantos de pájaros y pajarillos. Salimos de la senda. Hay un camino a la izquierda que irá a dar a las canales y uno más al frente, demos seguir éste y no dejar al Guadalope. Llegamos, con pocos pasos, a otra pasarela de hormigón que facilita el cruce del Guadalope. Aquí sus aguas pasan de manera diferente, el cauce es más estrecho y como más salvaje. Seguimos adelante. El paisaje ha cambiado... un buitre vuela en círculos, como vigilante y expectante. Los pájaros cambian de sintonía....es como más ahuecada. A la derecha sigue el Guadalope y a lo alto, mirando a mi izquierda, se encuentran unas rocas desafiantes. Caminamos hasta dar con una casa que fue en su día una pequeña central eléctrica que traducía la fuerza del agua en luz en chispazo, capaz de que el TV  funcione. En este punto, rodeando la casa, encontramos la pasarela de hierro y muy coloreada que cruzamos. Subimos por una pendiente, dejando una casa de campo a la derecha. Al llegar arriba hay una bifurcación de caminos, nosotros tenemos que dar por el de la izquierda...por aquí daremos con Abenfigo, un pueblo que merece una visita por sus calles que rinden un homenaje a la maceta y a la flor. Desde aquí, invirtiendo poco tiempo, damos con el camino, también con el Guadalope como protagonista que nos acompaña al azud, pero eso es otra historia. 

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