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HIJOS EN SALUD MENTAL.

Hijos en salud mental. Nos hemos acercado, por una vez haciendo de periodistas, a los protagonistas de esta “historia”: a los hijos y a los padres. Estas son sus voces, sus testimonios. Las voces de los padres:“Cuando nuestro hijo tuvo la primera depresión, te sientes impotente, pero a la vez nos mostramos fuertes delante de la enfermedad….queríamos hacerle bien que no estaba solo. Tuvo que dejar los estudios porque las cosas se complicaron….tardaron más de doce años en diagnosticarle un trastorno bipolar….hemos pasado días muy duros, realmente duros….pero hemos tenido mucha suerte porque tanto él como nosotros nos hemos mostrado siempre muy unidos. Él puso mucho de su parte y siempre ha hablado mucho y con naturalidad de su enfermedad….creo que eso le ha ayudado y nos ha ayudado a perder cierta presión porque, desgraciadamente, los trastornos mentales no son todavía entendidos por la sociedad….sólo los entiende realmente quien los vive en su propia carne y después lo entienden (aunque ya nunca de la misma forma) los que están a su lado, en nuestro caso nosotros…..pero más allá es difícil. A mi hijo, su propio hermano lo ha tomado por cobarde, holgazán, perezoso, aprovechado….Eso para unos padres es muy difícil y ya no te digo para mi hijo que siempre ha estado muy consciente de todo…lo único que necesitan, estas personas, es comprensión, cariño y que se les trate con normalidad…mi hijo tampoco quiere complacencias ni nada de eso. Diría más es excesivamente autónomo y cabezota….cuando quiere hacer algo a veces no ha medido bien sus fuerzas o se ha puesto a trabajar con algo y lo ha tenido que dejar….es lo que tiene ese trastorno: está bien y con mucha actividad y alegría desbordante o está sin fuerzas, apagado, muy triste...pero lo que me gusta de él es que en todo momento comenta lo que le pasa y es consciente….empieza a “saber” vivir con ello y eso a nosotros nos ayuda. De todas formas si no hubiese sido por nosotros, él, no habría podido tirar adelante….Ayudas cero y comprensión ninguna…porque en esto la lástima y las palabras no sirven de nada. Son personas con una enfermedad a cuestas y punto…aprendes mucho de la vida, unos y otros, al lado de un enfermo mental. Nos abren los ojos…”. La voz del hijo:“Bueno jamás hubiese imaginado que yo terminaría siendo un enfermo mental, pero para que esta “lacra” caiga en otra persona rodeada de incomprensión……prefiero y con sinceridad que me haya “tocado” a mí…al menos lo puedo afrontar con los refuerzos de mis padres y la comprensión de algunos amigos. Siempre hay algún borde prepotente, pero ¿qué le vamos a hacer? Mis padres han sido un motor de recarga, unos escuderos que luchan conmigo, unos amigos. ¿Qué discutíamos en  alguna crisis?, claro que sí, pocas veces, pero alguna sí…..y no pasaba nada del otro mundo. Luego llorábamos, nos tranquilizábamos, nos pedíamos perdón  y nos sentábamos a ver algo  sin dejar de hablar de lo positivo que había traído aquella discusión…aprendíamos la lección y al día siguiente no nos acordábamos de loo negativo, sólo de que nos teníamos allí, aún en el enfado. A menudo pienso que jamás podré pagarles a mis padres lo que han hecho por mí, pero supongo que es lo natural…aunque para eso creo que hay que ser padre…..en aquel momento debes sentir algo especial y eso es lo que les acompaña toda la vida, creciendo cada vez que ven sufrir al hijo. Me gustaría experimentarlo”.

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