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MAREO

 El mareo siempre le sobrevenía como un golpe directo y fortuito. De repente, en él, aparecían los nudos enroscados desde el estómago hasta la lengua….luego, se recogía sobre él mismo y entraba en una especie de camino en el que cada segundo eran años de pérdidas incontables de energía. Todo parecía desvanecerse y hasta su respiración se aceleraba y se volvía superficial…aparecían los bostezos como un drama repetitivo …la ansiedad salía como si fuese vapor. El desaire afectaba a la actividad y sólo se recuperaba después de un sueño en posición horizontal. Así, volvía a ser la misma persona que la última vez que sintió que un día había transcurrido sin la sensación de estar subido a una montaña rusa.

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