CASA VACÍA
La casa estaba vacía, aunque Margot habría preferido decir que estaba desierta. Cuando no había personas con ojos… las estancias estaban perdidas y desiertas. Margot era así, por eso la tarde de la muerte estuvo inusualmente habladora, como si se escondiera de su timidez y de su aire cohibido. Nos miró y dijo esperar al cortejo sentada entre las flores del jardín. Cuando desperté tocaban las campanas a ritmo de muertos, miré el reloj y me vestí…sabía que Margo callaría su voz y escondería su mirada en cuanto me viese aparecer. El muerto era sólo una excusa.
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