DOS HERMANOS EN LA MEMORIA
Borràs tenía la mirada apretada y el bigote típico de la vieja Europa. Vestía como se viste en países donde la lluvia es como el sol de levante, muy perenne. Así que estaba allí posando con su gabardina, su gorra de cuadros a tonos marrones, el jersei polo de lana y granate y el de pico encima para reforzar una temperatura que bien entrados los ochenta solía vacilar.
Esa mirada había vivido acontecimientos que han adornado tristes páginas de la historia, guerras…..pero como para silenciarlo Borràs se dedicó a darnos pinturas salidas desde dentro, después de un periodo de gestación que equilibraba formas y colores.
Cuando estalló la guerra militaba en la CNT de un pequeño pueblo del interior del Mediterráneo… pronto empezaron las dificultades. Una de ellas marcó el destino de él y de su hermano que militaba en el partido socialista. El mayor de los Borràs era serio, callado….de mirada que estudiaba y que gustaba de estudiar. Elegante como persona. Alguna facción anarquista puso precio a su vida, pero allí estaba su hermano pequeño que le cubrió las espaldas.
La guerra de Borràs se perdió entre trincheras y escaramuzas. Acabó cruzando la frontera, soltando su enigmática personalidad y esquivando la mala suerte de otros exiliados españoles. Fue a parar a Bélgica donde conoció a la que , años después, se convertiría en su mujer. De este país del norte del continente europeo escapó como alma que lleva el diablo cuando la ocupación nazi iba barriendo Europa….Inglaterra fue su destino. Desde allí, alistado en la compañía española, desembarcó en Normandía y acabó pintando con delicadeza los nombres de los caídos en esta batalla en una losa de piedra que alienaban cuidadosamente frente a un mar embravecido de verano.
Mientras tanto su hermano se entretenía elaborando a mano una hoja de arce en el calabozo donde quemaba las horas antes de la ejecución. Al final el régimen franquista le conmutó la pena, pero el mayor de los Borràs tuvo que dejar de dar clases como maestro. De alguna manera lo ejecutaron…. Años después cuando pudo retomar esta actividad , decía que nunca recuperaría aquello que había perdido.
Su hermano pintor volvió a Bélgica y cumplió su promesa de casarse con su prometida, aunque había dejado tras de sí la oportunidad de marchar a Sudáfrica a trabajando en una editorial…..pero Borràs, aunque artista ilusionado era ante todo un tipo de palabra, volvió a Bélgica y terminó abriendo una empresa de artes gráficas, queriendo a su mujer y soportando la religión de ésta que él solía reconocer como sectaria. Su pasión por la docencia, nunca fue tan ensimismada como la de su hermano.
Pasaron muchos años hasta que las familias se volvieron a reencontrar…se escondieron muchos sentimientos que sólo se pudieron transmitir escribiéndose, pero nada fue nunca igual. El miedo les había pasado por encima y su memoria les estaba volviendo mayores. Con la vejez todo se calmó, hasta el olvido. Ahora son otros los que les recuerdan
0 comentarios