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MARTINA

 

Martina guardaba silencio en un banco de madera mojada. La humedad hizo acto de presencia en su cuerpo. Su piel se tornó limpia y fría, carente de vida aparente. El ambiente y la luz era triste; el aire lloraba sin transparencia. Entonces una ráfaga de brusco aire cálido se llevó todo lo que le molestaba. El calor dio lugar a una estancia templada y firme.

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