UN MINUTO
Sólo falta un minuto, le dijo el sol a la luna. Ésta se despertaba de un largo letargo, mientras la estrella de fuego trabajaba. Alguien que se iba a dar un rodeo le suspiró aquello del minuto y la luna empezó a preparar la larga historia que escribiría entre el tapiz oscuro, chispeado y plateado
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