La decisión
Mi amiga me esperaba sentada en la puerta de su casa. Me esperaba por no salir a la calle descubierta donde el frío era demasiado frío para sus frágiles huesos. Hubo un momento de duda, pero no pudo más y acabó llamando al timbre de casa. Salió por un interfono la voz de su padre que le abrió inmediatamente. Llevaba el cesto lleno así que su padre bajó a buscarlo, dándole como bienvenida un sentido beso en la frente, entonces vio que sus ojos habían llorado; con los dedos le incorporó la cara y se volvió a abrazarla. Le preguntó cuánto llevaba esperándolo y desde cuando. La niña empezó a llorar hasta que los pucheros se hicieron escuchar hasta por su madre que preparaba la cena, ésta ya sabía porqué lloraba….el que parecía no enterarse era Lucas, el hermano de Laura. El padre le explicó que la mejor amiga de la aldea tardaría en volver y que cuando lo haría sería por muy poco tiempo. El padre subiendo las escaleras le dijo que, muy probablemente ella querría hacer lo mismo…irse lejos. Laura , que iba delante, se giró y con la voz clara contestó: “No, yo continuaré con vosotros aquí, es mi aldea y mi suerte”.Tomás, así se llamaba el padre, se quedó petrificado, la madre dejó de batir el huevo y Lucas empezó a reír y a soltar algún grito de alegría…pero seguía sin enterarse de nada. Laura ya estaba en la despensa con algunas compras y Tomás se había quedado rezagado: le gustaron las palabras como respuesta de su hija, casi le daba miedo….pero lo que más le sorprendía era la firmeza de sus palabras que sólo se podían comparar con la firmeza de sus lágrimas.
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