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RINCONES DE NUESTRO TERRITORIO: ABENFIGO Y SU CALVARIO

El pueblo de Abenfigo estaba dispuesto de una forma casi perfecta, desde lo alto del montículo que conformaba el calvario. El sol parecía no picar tanto y una ligera brisa nos refrescaba en los días más sofocantes del verano. Nos posicionamos en lo más alto, en lo más alto de un día sin tregua en el corazón del estío seco y palpitante…. En la última estación que contaba y narraba la pasión y muerte de Cristo. Allí se oye el paso uduladr de las corrientes del aire y se observa al pueblo tranquilo y perfectamente predispuesto en lo que parece ser un valle predestinado a escoltar la llegada del Guadalope de los estribos del monte a la depresión de Mas de las Matas. Después, observando desde aquel descansillo de sombra, bajo el pino, pudimos componer tantos relatos como miradas tenía cada peirón o lo que es lo mismo cada estación de la pasión de cristo: del juicio bajo las manos lavadas por Pilatos  al descenso de la cruz bajo el escalofrío del Gólgota….una tarde de cielos cambiantes. Parte de la historia de una creencia, basada en la fe, se escondía allí entre los silencios extraños de este verano largo, pero plácido. Bajamos, poco a poco y una vez en Abenfigo volvimos la mirada hacia el Calvario….lo recordamos perfectamente aseado, cuidado, limpio….había algo más que simple fe en ello. Sentí respeto y un ataque de comprensión.

 

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