Bautista y el mar.
El marineo del Sebastián.
Bautista nació demasiado tarde, así que las circunstancias se le tiraron encima y jamás pudo ser el marinero que fue su padre. Su barco llevaba el nombre del patrón del pueblo, sonaba tan bien pronunciar: “Sebastián” que Bautista soñaba con él y veía como el mar dibujaba, con trabajada caligrafía, su nombre. Dos guerras y el exilio le truncaron su sueño. La vida de Bautista se desparramó por otros derroteros, pero siempre recordó al marinero del Sebastián, su padre… mientras él achicaba las aguas.
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