Comida
La noche negoció con el paladar unas variadas ensaladas; después se inició aquella especie de ceremonia con el agua, el fuego, las manos cuidadosas, los movimientos armoniosos….el sentido del olfato….la dosis exacta o casi exacta…la mirada de la complicidad y el ingrediente que sólo ella sabía. Las hierbas era, muy a menudo de sabor tan diferentes como distante….nunca eran lo mismo porque los momentos tampoco lo eran. Los tiempos eran diferentes y el momento íntimo también. Hacía frío y apetecía una taza humeante mientras se veían imágenes desmembradas en la tele, se oían voces saliendo de un aparato negro y cansino o se leía cualquier cosa con palabras….algunos se levantaban y contemplaban, otra vez, los cuadros compradas en la única tienda del pueblo. Incluso algunos días los álbumes de fotos eran ojeados y manoseados con cariño. Las hierbas se sumían en un calmado silencio entrando en el cuerpo tembloroso para templarlo.Mañana sería otro día.
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